PONEN EN CIRCULACIÓN EN UN MILLÓN DE ESTAMPILLAS EN HONOR DE LOS SCOUTS
viernes, 14 de marzo de 2014
jueves, 13 de marzo de 2014
domingo, 9 de marzo de 2014
sábado, 8 de marzo de 2014
José María Arguedas
José María Arguedas
–(Ríe). Sí, les parece horroroso el poema que hace Neruda
a Machu Picchu.
“Los ideales de Arguedas no son
arcaicos, apuntan al
futuro”
Este martes 18 de enero se cumplen cien
años del nacimiento del escritor José María Arguedas (Andahuaylas 1911-Lima
1969). El autor de Los ríos profundos, Todas las sangres y El zorro de arriba y
el zorro de abajo dejó un legado que ahora es revalorado con homenajes
nacionales e internacionales y con el anuncio de la edición completa de sus
estudios antropológicos. Carmen María Pinilla, estudiosa de su obra, hace aquí
un acercamiento a sus ficciones, pero también a su vida atormentada, marcada
por los contrastes.
Por: Cynthia Campos
“Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que
nos han de cambiar la cabeza por otra mejor. Dicen que nuestro corazón tampoco
conviene a los tiempos (...). Dicen que algunos doctores afirman eso de
nosotros”, escribió José María Arguedas en 1966 en un texto que tituló Llamado
a algunos doctores. Líneas después, los desafiaría: “Saca tu largavista, tus
mejores anteojos. Mira, si puedes. Quinientas flores de papas distintas crecen
en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que
la noche y el oro, la plata y el día se mezclan”. Arguedas lanzaba así el reto:
entender el ande con una nueva mirada, una que valore la riqueza de la cultura
andina como la de todas las culturas que habitan el Perú, para lograr un país,
como en el título de su novela, de todas las sangres.
El reto de repensar a Arguedas sigue vigente y fue el
propio Mario Vargas Llosa quien recordó al autor en su discurso de aceptación
del Premio Nobel de Literatura 2010. Vargas Llosa saldaba con él una deuda que
tenía desde que publicó La utopía arcaica (1996) y los expertos de la obra de
Arguedas, como Alejandro Ortiz Rescaniere y Rodrigo Montoya, le salieron al
encuentro. La especialista Carmen María Pinilla, miembro de la Comisión del
Centenario de José María Arguedas, nos acerca a esta polémica y a la vida y
obra del autor de Yawar Fiesta.
–¿Mario Vargas Llosa ha cambiado su visión sobre la obra
de José María Arguedas. Ya no la considera ‘arcaica’?
–En primer lugar, Mario Vargas Llosa admira a Arguedas. Es
un admirador sincero de la obra de Arguedas y la ha estudiado a profundidad. Lo
que pasa es que él considera que José María Arguedas siente alguna añoranza
porque se está perdiendo la tradición andina, pero Vargas Llosa interpreta esta
añoranza como un deseo de regresar a ese orden andino, de que no cambie, de que
se quede congelado. Entonces, sí, pienso que con este último discurso Mario
Vargas Llosa ha enmendado el calificativo de ‘arcaica’ a la utopía de Arguedas,
o a los ideales de Arguedas. No son arcaicos porque los ideales de Arguedas no
son regresar al pasado sino más bien utilizar valores del pasado, que existen
todavía en las poblaciones actuales, herederas del pasado incaico, y que esos
valores tengan una utilidad en el futuro. Por último, sería en todo caso la
utopía de todas las sangres, como dijo Rodrigo Montoya.
–¿Qué hace al mensaje de la obra de Arguedas un discurso
tan actual?
–Este proceso por hacer del Perú un país de todas las
sangres sigue vigente y las expresiones culturales del ande también; no se
opacan en absoluto con la llegada de las tradiciones occidentales. Aún ahora
sucede eso. Mira, por ejemplo, en Gamarra, las creaciones de los empresarios de
origen andino tienen todos los colores del ande. Fíjate en la música chicha. Nuestro
idioma también está lleno de imposiciones de la cultura quechua. No es que se
va a arrasar con el pasado; se está demostrando que eso no es así
necesariamente. Además, Arguedas habla de segregación y discriminación, que son
problemas que se viven aún ahora en todas partes del mundo, por eso lo estudian
en España, en Alemania.
–Pero el mensaje arguediano ha sido aprovechado
políticamente también. Alejandro Toledo, por ejemplo...
–Claro. Sin ir más lejos, también el gobierno de Fernando
Belaunde. Belaunde apreció la obra de Arguedas y muchas veces se inspiró en
ella, incluso lo invitó a ser director de la Casa de la Cultura. Esa es la
propiedad y la actualidad de Arguedas, que es de todos y no puede ser apropiado
por un partido político o un determinado sector, ya sea de derecha o de
izquierda. Es algo parecido a lo que sucedió también con la figura de Túpac
Amaru en los tiempos de Juan Velasco Alvarado. Pero está bien que Toledo lo
cite porque lo difunde, y en la medida que lo lees te das cuenta de que no es
el mensaje de Toledo sino el de Arguedas.
Arguedas en su tiempo
–¿Cuáles son los
hechos que marcan la escritura de José María Arguedas?
–Como dijo Alberto Flores Galindo, Arguedas vivió los
procesos sociales más importantes del Perú en el siglo XX. Entre los 9 y 14
años vio nacer los grandes movimientos reivindicatorios del indio en la sierra.
Entre los 20 y 23 años ve la serie de levantamientos de los indígenas en contra
del gamonalismo, que había alcanzado altísimos niveles de explotación. Además,
su padre era juez de primera instancia en Puquio y tenía que recorrer con él
varias regiones en el país. Ello sin contar que, desde niño, el escritor estuvo
expuesto a los contrastes. Mientras el padre salía de viaje, la madrastra en
casa lo maltrataba y lo exiliaba al mundo de la cocina, con los indios. Cuando
el padre regresaba, lo peinaban, lo limpiaban y lo sentaban en el comedor
principal. Él pudo ver ambos mundos, del indio y del gamonal con todas las
desigualdades y contrastes entre ambos, desde muy chico.
–En Lima también ve estos contrastes...
–Sí, en la década del 40 van a intensificarse los
movimientos migratorios que cambian totalmente el rostro de las ciudades. Todo
esto va a cambiar la situación en el ande y, coincidiendo con el empobrecimiento
del agro, se produce el deseo de emigrar, de abandonar el campo, la agricultura
tradicional. Esto significa un cambio total en la costa, donde Arguedas es
testigo de cómo se van formando los pueblos jóvenes, las barriadas. Él
frecuenta estas barriadas, tiene allí amigos músicos, folcloristas, y los
visita frecuentemente. Por eso es que critica a Luis Felipe Angell (Sofocleto)
cuando este publica su novela La tierra prometida, y –según Arguedas– las
presenta como una realidad deformada y sin futuro. Arguedas dijo que no es así
y quiso demostrarlo en su última novela El zorro de arriba y el zorro de abajo
cuando presenta en el escenario del mercado a migrantes de distintas partes del
Perú que caminan juntos y luchan por un proyecto común.
La realidad golpea como
un río
–Se dice que uno
de los mayores aportes de Arguedas ha sido revalorar la figura del indio...
–También lo creo, pero se ha prestado a exageraciones. Es
un tema que le han achacado mucho, sin embargo el mismo Arguedas se defiende
diciendo que él no retrata solo al indio. Él dice que para expresar al indio él
tiene que expresar con la misma agudeza a los personajes que hacen del indio lo
que es. Es decir, él trabaja con el mismo ímpetu al gamonal, al patrón, a los
jueces, a los curas, al gendarme, etc, y los presenta a todos –incluyendo al
indio– con sus virtudes y sus defectos. Su objetivo es otro. Él dice muchas
veces qué es lo que le lleva a escribir. Dice que los dos grandes objetivos de
su vida son mostrar una realidad desconocida –o mal conocida por los
prejuicios– y luego golpear como un río la conciencia del lector. Por eso luego
va a complementar su vocación literaria con la de científico social, de
antropólogo.
–Una de las acciones en homenaje por el centenario es editar
la obra completa de los estudios antropológicos de Arguedas. ¿Cómo va ese
proyecto?
–Los esfuerzos han sido inmensos y finalmente se
consiguió que el señor Humberto Damonte publique la obra antropológica de
Arguedas este año, posiblemente a mediados de mayo. Mira qué importante es: la
obra antropológica tiene 7 tomos, la literaria 5. Ha sido un gran trabajo,
conseguir documentos de revistas, libros y archivos especializados del Perú y
del extranjero.
Amistad poética
–Este año se
cumple también el centenario del nacimiento del poeta Emilio Adolfo Westphalen,
íntimo amigo de José María Arguedas. Usted estudió la correspondencia entre
ambos. ¿Cómo era esta amistad?
–Maravillosa y alturada. En mi libro Apuntes inéditos.
Celia y Alicia en la vida de José María Arguedas se reúnen numerosas cartas,
muchas de ellas de Emilio Adolfo Westphalen. Y es que cuando ellos se escribían
había siempre una parte dirigida a los amigos y otra parte para las esposas. Se
dirigían o bien a Celia o bien a Judith Ortiz Rescaniere, artista plástica,
hermana de José Ortiz Reyes, otro gran amigo de Arguedas. En esas cartas se
habla de literatura, de política. Además, cuando Arguedas está con sus alumnos
quechuahablantes les da a leer poemas de Westphalen. Es un amigo muy tierno.
Arguedas se preocupa mucho por las hijitas del poeta, Silvia e Inés. Se ayudan,
se aconsejan.
–También se burlan de Pablo Neruda.
–Las mujeres jugaron un rol importante en la vida amorosa
de Arguedas, pero parece quejarse siempre...
–Lo que pasa es que Arguedas era enamoradizo y
enamorador. Su primer gran amor fue Celia Bustamante Vernal, pero antes tuvo
varias relaciones, no tan fuertes. José María y Celia, que ya se habían
conocido en la peña Pancho Fierro, se enamoran cuando ella lo visita y ayuda en
la prisión El sexto, en compañía de su hermana Alicia, quien pertenecía a
Socorro Rojo (organismo del Partido Comunista). Arguedas estaba preso por
protestar contra un general fascista que visitó San Marcos. Viven 26 años de un
matrimonio feliz para todos los que los conocieron. Pero él frecuentemente se
queja de insatisfacción. A la par, tiene varios amoríos que no llegan a nada.
Solo uno es importante, el romance que tiene con Vilma Ponce, en Apata (Junín),
que lo ayuda a terminar Los ríos profundos. Finalmente, se enamora de Sybila
Arredondo, pero también se queja de insatisfacción. Con todo, cuando él se
siente decaído, enamorarse e ilusionarse le despierta la chispa de la vida.
–Pero la depresión le gana a la ilusión.
–Es característico de su tipo de personalidad. Esta
personalidad que tiene sentimientos de muerte, que luego de la muerte de la
madre vive en ambientes amenazantes. Con un padre casi ausente, tendrá luego
problemas para mantener vínculos afectivos estables. Va siempre buscando a la
mujer perfecta, virginal, algo que, evidentemente, no se puede alcanzar.
Las crisis
–Otra mujer, su
terapista Lola Hoffmann, es fundamental también.
–Sí, a partir de los años 60 él comienza terapia con Lola
Hoffman. Arguedas dice que es ella quien le da el empuje para terminar su
matrimonio con Celia. Pero luego Lola entrará en crisis también; muere su
pareja sentimental y luego tendrán que quitarle un ojo por un problema de
glaucoma. Esto afecta a Arguedas profundamente; su temperamento es bastante
sensible.
–Bastante sensible a las críticas también. La mesa
redonda sobre Todas las sangres en el año 65 lo hirió de muerte...
–Esas críticas en el Instituto de Estudios Peruanos
fueron devastadoras, pero no creo que hayan sido determinantes de su decisión
de suicidio. Su situación afectiva, el problema de Lola Hoffmann –su ‘mama
Lola’–, la situación política y social, el hecho de que siente que otros han
hecho cosas mejor que él –como la traducción de los mitos de Huarochirí–, todo
ello hace que no soporte más. Es curioso, en el psicoanálisis se ve que las
personas que han tomado esta decisión radical sienten tranquilidad. Eso al
parecer le ocurrió a Arguedas pues antes de morir hizo llamadas para despedirse
de sus seres queridos, dio recomendaciones, escribió cartas.
Lo que dice en el último diario, incluido en El zorro de
arriba y el zorro de abajo, lo corrobora. “He sido feliz en mis llantos y
lanzazos porque fueron por el Perú; he sido feliz con mis insuficiencias porque
sentía el Perú en quechua y en castellano (...). En la voz del charango y de la
quena lo oiré todo”. Sí lo oyó. Pero fue después de que sus amigos trasladaron
su cuerpo a escondidas para que fuera enterrado en su tierra, Andahuaylas. Lo
oyó todo: las danzas, los charangos, las quenas y los cantos.
En el Perú y el
extranjero
El martes 18, el Congreso de la República realizará un
homenaje a José María Arguedas, que será iniciado con la parte musical de
Máximo Damián y Jaime Guardia. Seguirán las ponencias de expertos como Carmen
María Pinilla. El miércoles 19, se inaugurará la muestra bibliográfica ‘Poética
de un demonio feliz’, en la Biblioteca Nacional. Allí mismo se abrirá la mesa
redonda ‘Literatura y realidad andina en la obra de José María Arguedas’. El
mismo día, la Universidad Agraria de La Molina rendirá otro homenaje, también
con mesas redondas y testimonios. La revaloración de la obra del autor de Agua
también será internacional. En Cuba ya se alista otra serie de actividades,
convocada por la Casa de las Américas. En Roma, la Asociación Cultural Nuevo
Horizonte también prepara un homenaje.
Revista DOMINGO. La República
Domingo, 16 de enero de 2011
Antonio Gálvez Ronceros
Antonio Gálvez Ronceros
Acaba de aparecer una reedición de Los ermitaños, el primer libro de cuentos de Antonio Gálvez Ronceros (Chincha,1932), quizá el escritor peruano que mejor ha retratado el mundo de los campesinos mestizos y negros de la costa peruana. A propósito de ello conversamos con el autor iqueño, un hombre serio que escribe con humor y que ahora anda ocupado en culminar un volumen de cuentos y dos novelas.
Por: Raúl Mendoza
El cuento Joche, el más largo del
volumen, le costó varios años porque no hallaba el final. Tuvo que venirse a
Lima para concluirlo. Los demás relatos fueron saliendo de a pocos. En ellos
los escenarios pueden ser realistas, pero hay mucho espacio para la ficción: en
El animal está en casa, le da voz a un perro. En El desaparecido, a un hombre
se lo lleva el maligno. Y en La cena, a un tipo abusivo le ofrecen un banquete
con ratas. El escritor llegó a Lima a principios de los años sesenta. Primero
estudió Educación en la universidad La Cantuta y luego Literatura en San
Marcos.
El
rescate de una voz
Acaba de aparecer una reedición de Los ermitaños, el primer libro de cuentos de Antonio Gálvez Ronceros (Chincha,1932), quizá el escritor peruano que mejor ha retratado el mundo de los campesinos mestizos y negros de la costa peruana. A propósito de ello conversamos con el autor iqueño, un hombre serio que escribe con humor y que ahora anda ocupado en culminar un volumen de cuentos y dos novelas.
Por: Raúl Mendoza
El secreto de la escritura de Antonio
Gálvez Ronceros ha consistido en saber escuchar. Creció en Chincha y pudo
captar de primera mano el habla ingeniosa y divertida de los campesinos
costeños, cholos y negros, del sur chico peruano. Así perfiló un estilo
personal y reconocible desde Los ermitaños, su primer libro. Es acaso el mayor
exponente de la oralidad en la literatura peruana, pero no solo eso: es un
maestro del cuento. No se pueden leer sus historias sin quedar atrapado por su
tono alegre y envolvente.
“Quiero mostrar un mundo de mucha
riqueza conceptual, humorística, con personajes sencillos y humildes. Es gente
no ilustrada, que pone en juego la imaginación cuando trata de comunicarse. Y
ello los conduce, en vista de que no tienen un rico vocabulario, a imaginar
formas ingeniosas de expresión: la comparación, la metáfora, la exageración.
Muchas veces, dependiendo del tono con que se concibe la historia, surge el
humor”, cuenta el escritor. Ese lenguaje popular, hecho de imágenes, ha sido
siempre la materia prima para sus historias.
Quizá por eso su primer libro, Los
ermitaños, publicado en 1962, todavía convoca el interés de los lectores y ha
vuelto a aparecer –hace unas semanas– en reedición de Peisa. “Aunque retrate a
personajes campesinos y ambientes de provincia, el libro mantiene su vigencia
porque las formas de encarar la escritura están dentro de la narrativa
contemporánea”, señala. Casi medio siglo después de haber sido escritos, los
siete relatos del libro todavía nos conmueven o nos hacen sonreír. La narración
no ha envejecido.
Escribir en negro
Más tarde retrataría el mundo
afroperuano con su segundo libro de relatos y el que lo consagró: Monólogo
desde las tinieblas (1975). Ahí recoge el habla negra de las haciendas iqueñas.
“No es que haya registrado su modo de hablar con una grabadora como los
lingüistas. Yo crecí en ese mundo y creo conocer al negro campesino. Ese
conocimiento me basta para, con la imaginación, generar frases que estén muy en
caja con la modalidad en que ellos hablan. No se trata solo de escucharlos sino
de degustar su lenguaje, paladearlo, sorprendernos con su ingenio”, explica.
En este libro el humor es una
presencia constante. Algunos relatos evidencian la precisión con que Gálvez
Ronceros puede registrar una escena, una visión del mundo, una forma de encarar
la vida, y todo con frases de español afroperuano. El cuento Ya ta’ dicho, por
ejemplo, nos hace reír pero también reflexionar sobre el sentimiento de una
comunidad marginada cuando está frente a la autoridad. En Etoy ronca, en
cambio, se impone la gracia de la situación y del lenguaje. Aquí el fragmento
final:
Al llegar donde el camino trazaba una curva
prolongada, la negra volvió a hablar:
–Compaire, uté me quiede tumbá.
Entonces el negro la miró y dijo:
–Comairita, si yo la tumbo en ete
camino, ¿uté grita?
–No, compaire, poque hata ronca etoy.
Ese es el tono, entre zumbón y
festivo, de muchos de los cuentos de Monólogo desde las tinieblas, un clásico
de las letras peruanas. Uno puede reírse a carcajadas, por ejemplo, con el
cuento Rezador o Miera, o reflexionar con la filosofía de Monólogo para Jutito.
Para muchos críticos, con sus dos primeros libros Antonio Gálvez Ronceros ya
tenía un puesto asegurado entre nuestros cuentistas mayores. El escritor Miguel
Gutiérrez en su libro La Generación del 50: un mundo dividido señala que
“Gálvez Ronceros no solo es un buen narrador de historias, sino que, después de
Ribeyro, es el más notable cuentista de la Generación del 50”.
A pesar de ello, los libros del
escritor iqueño no han tenido el éxito de otros autores. Incluso Monólogo... no
es una obra que esté en la lista de libros ‘pirateables’. “Varios editores
tenían el temor de que eso ocurriera, pero no ha pasado. Si los libros pirata
son un síntoma del éxito de un autor, yo no sería de los exitosos”, dice el
escritor iqueño. Recuerda que durante la época de Alfonso Barrantes su libro
salió en edición de Munilibros a precio muy rebajado y quizá los ‘piratas’
pensaron que nunca podrían venderlo más barato y se desinteresaron de él.
Últimos proyectos
Con el tiempo, Antonio Gálvez Ronceros
ha escrito dos libros de cuentos más: Historias para reunir a los hombres y
Cuaderno de agravios y lamentaciones, de tono más urbano. Si bien la oralidad
ya no está tan presente en estos libros, el humor y los personajes que luchan
contra una realidad que pretende avasallarlos continúa en sus relatos.
“Cuaderno de agravios... es un libro contra el poder, pero no necesariamente
político. Habla del poder que ejercen, por ejemplo, un director de escuela en
su entorno o el cobrador de un vehículo de transporte público contra un pobre
hombre que no tiene para pagar el pasaje”.
En los últimos años también ha
incursionado en la novela, aunque el cuento lo emociona más porque la síntesis
que exige se acomoda mejor a su temperamento. “Tengo un libro de relatos casi
terminado y dos novelas en proceso, una más avanzada que la otra. La primera
novela se va a llamar ‘Perro con poeta en la taberna’, que es un largo diálogo
entre un perro y un artista de la palabra, y la segunda tendrá de nombre
‘Marleni era el prostíbulo’, la historia de una joven que es la máxima
atracción de un burdel de provincia pero que se aleja del oficio cuando un
cliente se le muere encima. No digo más”, precisa.
En eso ha estado Antonio Gálvez
Ronceros en los últimos tiempos. Y ya no quiere más proyectos. “Ya no soy joven
y el tiempo a veces no alcanza para acabar lo empezado. Esos tres libros serán
las únicas cosas que escriba de aquí en adelante”. La atmósfera, como es de
esperar, será provinciana y el tono será festivo. Por ahora la reedición de Los
ermitaños, el libro con el que redondeó un magnífico debut literario, lo ha
puesto otra vez en la noticia. Es el justo rescate de una obra que nos abrió
las puertas de un mundo desconocido y lo puso para siempre cerca de nosotros.
Revista DOMINGO. La República
Domingo, 02 de enero de 2011
viernes, 7 de marzo de 2014
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