El
rescate de una voz
Acaba de aparecer una reedición de Los ermitaños, el primer libro de cuentos de Antonio Gálvez Ronceros (Chincha,1932), quizá el escritor peruano que mejor ha retratado el mundo de los campesinos mestizos y negros de la costa peruana. A propósito de ello conversamos con el autor iqueño, un hombre serio que escribe con humor y que ahora anda ocupado en culminar un volumen de cuentos y dos novelas.
Por: Raúl Mendoza
El secreto de la escritura de Antonio
Gálvez Ronceros ha consistido en saber escuchar. Creció en Chincha y pudo
captar de primera mano el habla ingeniosa y divertida de los campesinos
costeños, cholos y negros, del sur chico peruano. Así perfiló un estilo
personal y reconocible desde Los ermitaños, su primer libro. Es acaso el mayor
exponente de la oralidad en la literatura peruana, pero no solo eso: es un
maestro del cuento. No se pueden leer sus historias sin quedar atrapado por su
tono alegre y envolvente.
“Quiero mostrar un mundo de mucha
riqueza conceptual, humorística, con personajes sencillos y humildes. Es gente
no ilustrada, que pone en juego la imaginación cuando trata de comunicarse. Y
ello los conduce, en vista de que no tienen un rico vocabulario, a imaginar
formas ingeniosas de expresión: la comparación, la metáfora, la exageración.
Muchas veces, dependiendo del tono con que se concibe la historia, surge el
humor”, cuenta el escritor. Ese lenguaje popular, hecho de imágenes, ha sido
siempre la materia prima para sus historias.
Quizá por eso su primer libro, Los
ermitaños, publicado en 1962, todavía convoca el interés de los lectores y ha
vuelto a aparecer –hace unas semanas– en reedición de Peisa. “Aunque retrate a
personajes campesinos y ambientes de provincia, el libro mantiene su vigencia
porque las formas de encarar la escritura están dentro de la narrativa
contemporánea”, señala. Casi medio siglo después de haber sido escritos, los
siete relatos del libro todavía nos conmueven o nos hacen sonreír. La narración
no ha envejecido.
Escribir en negro
Más tarde retrataría el mundo
afroperuano con su segundo libro de relatos y el que lo consagró: Monólogo
desde las tinieblas (1975). Ahí recoge el habla negra de las haciendas iqueñas.
“No es que haya registrado su modo de hablar con una grabadora como los
lingüistas. Yo crecí en ese mundo y creo conocer al negro campesino. Ese
conocimiento me basta para, con la imaginación, generar frases que estén muy en
caja con la modalidad en que ellos hablan. No se trata solo de escucharlos sino
de degustar su lenguaje, paladearlo, sorprendernos con su ingenio”, explica.
En este libro el humor es una
presencia constante. Algunos relatos evidencian la precisión con que Gálvez
Ronceros puede registrar una escena, una visión del mundo, una forma de encarar
la vida, y todo con frases de español afroperuano. El cuento Ya ta’ dicho, por
ejemplo, nos hace reír pero también reflexionar sobre el sentimiento de una
comunidad marginada cuando está frente a la autoridad. En Etoy ronca, en
cambio, se impone la gracia de la situación y del lenguaje. Aquí el fragmento
final:
Al llegar donde el camino trazaba una curva
prolongada, la negra volvió a hablar:
–Compaire, uté me quiede tumbá.
Entonces el negro la miró y dijo:
–Comairita, si yo la tumbo en ete
camino, ¿uté grita?
–No, compaire, poque hata ronca etoy.
Ese es el tono, entre zumbón y
festivo, de muchos de los cuentos de Monólogo desde las tinieblas, un clásico
de las letras peruanas. Uno puede reírse a carcajadas, por ejemplo, con el
cuento Rezador o Miera, o reflexionar con la filosofía de Monólogo para Jutito.
Para muchos críticos, con sus dos primeros libros Antonio Gálvez Ronceros ya
tenía un puesto asegurado entre nuestros cuentistas mayores. El escritor Miguel
Gutiérrez en su libro La Generación del 50: un mundo dividido señala que
“Gálvez Ronceros no solo es un buen narrador de historias, sino que, después de
Ribeyro, es el más notable cuentista de la Generación del 50”.
A pesar de ello, los libros del
escritor iqueño no han tenido el éxito de otros autores. Incluso Monólogo... no
es una obra que esté en la lista de libros ‘pirateables’. “Varios editores
tenían el temor de que eso ocurriera, pero no ha pasado. Si los libros pirata
son un síntoma del éxito de un autor, yo no sería de los exitosos”, dice el
escritor iqueño. Recuerda que durante la época de Alfonso Barrantes su libro
salió en edición de Munilibros a precio muy rebajado y quizá los ‘piratas’
pensaron que nunca podrían venderlo más barato y se desinteresaron de él.
Últimos proyectos
Con el tiempo, Antonio Gálvez Ronceros
ha escrito dos libros de cuentos más: Historias para reunir a los hombres y
Cuaderno de agravios y lamentaciones, de tono más urbano. Si bien la oralidad
ya no está tan presente en estos libros, el humor y los personajes que luchan
contra una realidad que pretende avasallarlos continúa en sus relatos.
“Cuaderno de agravios... es un libro contra el poder, pero no necesariamente
político. Habla del poder que ejercen, por ejemplo, un director de escuela en
su entorno o el cobrador de un vehículo de transporte público contra un pobre
hombre que no tiene para pagar el pasaje”.
En los últimos años también ha
incursionado en la novela, aunque el cuento lo emociona más porque la síntesis
que exige se acomoda mejor a su temperamento. “Tengo un libro de relatos casi
terminado y dos novelas en proceso, una más avanzada que la otra. La primera
novela se va a llamar ‘Perro con poeta en la taberna’, que es un largo diálogo
entre un perro y un artista de la palabra, y la segunda tendrá de nombre
‘Marleni era el prostíbulo’, la historia de una joven que es la máxima
atracción de un burdel de provincia pero que se aleja del oficio cuando un
cliente se le muere encima. No digo más”, precisa.
En eso ha estado Antonio Gálvez
Ronceros en los últimos tiempos. Y ya no quiere más proyectos. “Ya no soy joven
y el tiempo a veces no alcanza para acabar lo empezado. Esos tres libros serán
las únicas cosas que escriba de aquí en adelante”. La atmósfera, como es de
esperar, será provinciana y el tono será festivo. Por ahora la reedición de Los
ermitaños, el libro con el que redondeó un magnífico debut literario, lo ha
puesto otra vez en la noticia. Es el justo rescate de una obra que nos abrió
las puertas de un mundo desconocido y lo puso para siempre cerca de nosotros.
Revista DOMINGO. La República
Domingo, 02 de enero de 2011
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