“Los ideales de Arguedas no son
arcaicos, apuntan al
futuro”
Este martes 18 de enero se cumplen cien
años del nacimiento del escritor José María Arguedas (Andahuaylas 1911-Lima
1969). El autor de Los ríos profundos, Todas las sangres y El zorro de arriba y
el zorro de abajo dejó un legado que ahora es revalorado con homenajes
nacionales e internacionales y con el anuncio de la edición completa de sus
estudios antropológicos. Carmen María Pinilla, estudiosa de su obra, hace aquí
un acercamiento a sus ficciones, pero también a su vida atormentada, marcada
por los contrastes.
Por: Cynthia Campos
“Dicen que ya no sabemos nada, que somos el atraso, que
nos han de cambiar la cabeza por otra mejor. Dicen que nuestro corazón tampoco
conviene a los tiempos (...). Dicen que algunos doctores afirman eso de
nosotros”, escribió José María Arguedas en 1966 en un texto que tituló Llamado
a algunos doctores. Líneas después, los desafiaría: “Saca tu largavista, tus
mejores anteojos. Mira, si puedes. Quinientas flores de papas distintas crecen
en los balcones de los abismos que tus ojos no alcanzan, sobre la tierra en que
la noche y el oro, la plata y el día se mezclan”. Arguedas lanzaba así el reto:
entender el ande con una nueva mirada, una que valore la riqueza de la cultura
andina como la de todas las culturas que habitan el Perú, para lograr un país,
como en el título de su novela, de todas las sangres.
El reto de repensar a Arguedas sigue vigente y fue el
propio Mario Vargas Llosa quien recordó al autor en su discurso de aceptación
del Premio Nobel de Literatura 2010. Vargas Llosa saldaba con él una deuda que
tenía desde que publicó La utopía arcaica (1996) y los expertos de la obra de
Arguedas, como Alejandro Ortiz Rescaniere y Rodrigo Montoya, le salieron al
encuentro. La especialista Carmen María Pinilla, miembro de la Comisión del
Centenario de José María Arguedas, nos acerca a esta polémica y a la vida y
obra del autor de Yawar Fiesta.
–¿Mario Vargas Llosa ha cambiado su visión sobre la obra
de José María Arguedas. Ya no la considera ‘arcaica’?
–En primer lugar, Mario Vargas Llosa admira a Arguedas. Es
un admirador sincero de la obra de Arguedas y la ha estudiado a profundidad. Lo
que pasa es que él considera que José María Arguedas siente alguna añoranza
porque se está perdiendo la tradición andina, pero Vargas Llosa interpreta esta
añoranza como un deseo de regresar a ese orden andino, de que no cambie, de que
se quede congelado. Entonces, sí, pienso que con este último discurso Mario
Vargas Llosa ha enmendado el calificativo de ‘arcaica’ a la utopía de Arguedas,
o a los ideales de Arguedas. No son arcaicos porque los ideales de Arguedas no
son regresar al pasado sino más bien utilizar valores del pasado, que existen
todavía en las poblaciones actuales, herederas del pasado incaico, y que esos
valores tengan una utilidad en el futuro. Por último, sería en todo caso la
utopía de todas las sangres, como dijo Rodrigo Montoya.
–¿Qué hace al mensaje de la obra de Arguedas un discurso
tan actual?
–Este proceso por hacer del Perú un país de todas las
sangres sigue vigente y las expresiones culturales del ande también; no se
opacan en absoluto con la llegada de las tradiciones occidentales. Aún ahora
sucede eso. Mira, por ejemplo, en Gamarra, las creaciones de los empresarios de
origen andino tienen todos los colores del ande. Fíjate en la música chicha. Nuestro
idioma también está lleno de imposiciones de la cultura quechua. No es que se
va a arrasar con el pasado; se está demostrando que eso no es así
necesariamente. Además, Arguedas habla de segregación y discriminación, que son
problemas que se viven aún ahora en todas partes del mundo, por eso lo estudian
en España, en Alemania.
–Pero el mensaje arguediano ha sido aprovechado
políticamente también. Alejandro Toledo, por ejemplo...
–Claro. Sin ir más lejos, también el gobierno de Fernando
Belaunde. Belaunde apreció la obra de Arguedas y muchas veces se inspiró en
ella, incluso lo invitó a ser director de la Casa de la Cultura. Esa es la
propiedad y la actualidad de Arguedas, que es de todos y no puede ser apropiado
por un partido político o un determinado sector, ya sea de derecha o de
izquierda. Es algo parecido a lo que sucedió también con la figura de Túpac
Amaru en los tiempos de Juan Velasco Alvarado. Pero está bien que Toledo lo
cite porque lo difunde, y en la medida que lo lees te das cuenta de que no es
el mensaje de Toledo sino el de Arguedas.
Arguedas en su tiempo
–¿Cuáles son los
hechos que marcan la escritura de José María Arguedas?
–Como dijo Alberto Flores Galindo, Arguedas vivió los
procesos sociales más importantes del Perú en el siglo XX. Entre los 9 y 14
años vio nacer los grandes movimientos reivindicatorios del indio en la sierra.
Entre los 20 y 23 años ve la serie de levantamientos de los indígenas en contra
del gamonalismo, que había alcanzado altísimos niveles de explotación. Además,
su padre era juez de primera instancia en Puquio y tenía que recorrer con él
varias regiones en el país. Ello sin contar que, desde niño, el escritor estuvo
expuesto a los contrastes. Mientras el padre salía de viaje, la madrastra en
casa lo maltrataba y lo exiliaba al mundo de la cocina, con los indios. Cuando
el padre regresaba, lo peinaban, lo limpiaban y lo sentaban en el comedor
principal. Él pudo ver ambos mundos, del indio y del gamonal con todas las
desigualdades y contrastes entre ambos, desde muy chico.
–En Lima también ve estos contrastes...
–Sí, en la década del 40 van a intensificarse los
movimientos migratorios que cambian totalmente el rostro de las ciudades. Todo
esto va a cambiar la situación en el ande y, coincidiendo con el empobrecimiento
del agro, se produce el deseo de emigrar, de abandonar el campo, la agricultura
tradicional. Esto significa un cambio total en la costa, donde Arguedas es
testigo de cómo se van formando los pueblos jóvenes, las barriadas. Él
frecuenta estas barriadas, tiene allí amigos músicos, folcloristas, y los
visita frecuentemente. Por eso es que critica a Luis Felipe Angell (Sofocleto)
cuando este publica su novela La tierra prometida, y –según Arguedas– las
presenta como una realidad deformada y sin futuro. Arguedas dijo que no es así
y quiso demostrarlo en su última novela El zorro de arriba y el zorro de abajo
cuando presenta en el escenario del mercado a migrantes de distintas partes del
Perú que caminan juntos y luchan por un proyecto común.
La realidad golpea como
un río
–Se dice que uno
de los mayores aportes de Arguedas ha sido revalorar la figura del indio...
–También lo creo, pero se ha prestado a exageraciones. Es
un tema que le han achacado mucho, sin embargo el mismo Arguedas se defiende
diciendo que él no retrata solo al indio. Él dice que para expresar al indio él
tiene que expresar con la misma agudeza a los personajes que hacen del indio lo
que es. Es decir, él trabaja con el mismo ímpetu al gamonal, al patrón, a los
jueces, a los curas, al gendarme, etc, y los presenta a todos –incluyendo al
indio– con sus virtudes y sus defectos. Su objetivo es otro. Él dice muchas
veces qué es lo que le lleva a escribir. Dice que los dos grandes objetivos de
su vida son mostrar una realidad desconocida –o mal conocida por los
prejuicios– y luego golpear como un río la conciencia del lector. Por eso luego
va a complementar su vocación literaria con la de científico social, de
antropólogo.
–Una de las acciones en homenaje por el centenario es editar
la obra completa de los estudios antropológicos de Arguedas. ¿Cómo va ese
proyecto?
–Los esfuerzos han sido inmensos y finalmente se
consiguió que el señor Humberto Damonte publique la obra antropológica de
Arguedas este año, posiblemente a mediados de mayo. Mira qué importante es: la
obra antropológica tiene 7 tomos, la literaria 5. Ha sido un gran trabajo,
conseguir documentos de revistas, libros y archivos especializados del Perú y
del extranjero.
Amistad poética
–Este año se
cumple también el centenario del nacimiento del poeta Emilio Adolfo Westphalen,
íntimo amigo de José María Arguedas. Usted estudió la correspondencia entre
ambos. ¿Cómo era esta amistad?
–Maravillosa y alturada. En mi libro Apuntes inéditos.
Celia y Alicia en la vida de José María Arguedas se reúnen numerosas cartas,
muchas de ellas de Emilio Adolfo Westphalen. Y es que cuando ellos se escribían
había siempre una parte dirigida a los amigos y otra parte para las esposas. Se
dirigían o bien a Celia o bien a Judith Ortiz Rescaniere, artista plástica,
hermana de José Ortiz Reyes, otro gran amigo de Arguedas. En esas cartas se
habla de literatura, de política. Además, cuando Arguedas está con sus alumnos
quechuahablantes les da a leer poemas de Westphalen. Es un amigo muy tierno.
Arguedas se preocupa mucho por las hijitas del poeta, Silvia e Inés. Se ayudan,
se aconsejan.
–También se burlan de Pablo Neruda.
–Las mujeres jugaron un rol importante en la vida amorosa
de Arguedas, pero parece quejarse siempre...
–Lo que pasa es que Arguedas era enamoradizo y
enamorador. Su primer gran amor fue Celia Bustamante Vernal, pero antes tuvo
varias relaciones, no tan fuertes. José María y Celia, que ya se habían
conocido en la peña Pancho Fierro, se enamoran cuando ella lo visita y ayuda en
la prisión El sexto, en compañía de su hermana Alicia, quien pertenecía a
Socorro Rojo (organismo del Partido Comunista). Arguedas estaba preso por
protestar contra un general fascista que visitó San Marcos. Viven 26 años de un
matrimonio feliz para todos los que los conocieron. Pero él frecuentemente se
queja de insatisfacción. A la par, tiene varios amoríos que no llegan a nada.
Solo uno es importante, el romance que tiene con Vilma Ponce, en Apata (Junín),
que lo ayuda a terminar Los ríos profundos. Finalmente, se enamora de Sybila
Arredondo, pero también se queja de insatisfacción. Con todo, cuando él se
siente decaído, enamorarse e ilusionarse le despierta la chispa de la vida.
–Pero la depresión le gana a la ilusión.
–Es característico de su tipo de personalidad. Esta
personalidad que tiene sentimientos de muerte, que luego de la muerte de la
madre vive en ambientes amenazantes. Con un padre casi ausente, tendrá luego
problemas para mantener vínculos afectivos estables. Va siempre buscando a la
mujer perfecta, virginal, algo que, evidentemente, no se puede alcanzar.
Las crisis
–Otra mujer, su
terapista Lola Hoffmann, es fundamental también.
–Sí, a partir de los años 60 él comienza terapia con Lola
Hoffman. Arguedas dice que es ella quien le da el empuje para terminar su
matrimonio con Celia. Pero luego Lola entrará en crisis también; muere su
pareja sentimental y luego tendrán que quitarle un ojo por un problema de
glaucoma. Esto afecta a Arguedas profundamente; su temperamento es bastante
sensible.
–Bastante sensible a las críticas también. La mesa
redonda sobre Todas las sangres en el año 65 lo hirió de muerte...
–Esas críticas en el Instituto de Estudios Peruanos
fueron devastadoras, pero no creo que hayan sido determinantes de su decisión
de suicidio. Su situación afectiva, el problema de Lola Hoffmann –su ‘mama
Lola’–, la situación política y social, el hecho de que siente que otros han
hecho cosas mejor que él –como la traducción de los mitos de Huarochirí–, todo
ello hace que no soporte más. Es curioso, en el psicoanálisis se ve que las
personas que han tomado esta decisión radical sienten tranquilidad. Eso al
parecer le ocurrió a Arguedas pues antes de morir hizo llamadas para despedirse
de sus seres queridos, dio recomendaciones, escribió cartas.
Lo que dice en el último diario, incluido en El zorro de
arriba y el zorro de abajo, lo corrobora. “He sido feliz en mis llantos y
lanzazos porque fueron por el Perú; he sido feliz con mis insuficiencias porque
sentía el Perú en quechua y en castellano (...). En la voz del charango y de la
quena lo oiré todo”. Sí lo oyó. Pero fue después de que sus amigos trasladaron
su cuerpo a escondidas para que fuera enterrado en su tierra, Andahuaylas. Lo
oyó todo: las danzas, los charangos, las quenas y los cantos.
En el Perú y el
extranjero
El martes 18, el Congreso de la República realizará un
homenaje a José María Arguedas, que será iniciado con la parte musical de
Máximo Damián y Jaime Guardia. Seguirán las ponencias de expertos como Carmen
María Pinilla. El miércoles 19, se inaugurará la muestra bibliográfica ‘Poética
de un demonio feliz’, en la Biblioteca Nacional. Allí mismo se abrirá la mesa
redonda ‘Literatura y realidad andina en la obra de José María Arguedas’. El
mismo día, la Universidad Agraria de La Molina rendirá otro homenaje, también
con mesas redondas y testimonios. La revaloración de la obra del autor de Agua
también será internacional. En Cuba ya se alista otra serie de actividades,
convocada por la Casa de las Américas. En Roma, la Asociación Cultural Nuevo
Horizonte también prepara un homenaje.
Revista DOMINGO. La República
Domingo, 16 de enero de 2011